Como la sangre en los seres vivos, la electricidad es el elemento que alimenta a cualquier sistema eléctrico. Igual que un análisis de sangre aporta mucha información sobre el estado de un organismo vivo, el análisis eléctrico puede aportarnos información precisa sobre máquinas e infraestructuras. La clave es disponer de soluciones que recojan la información relevante y del conocimiento experto para interpretarla.
Una diagnosis continua y automatizada de una sistema eléctrico nos permite:
Aprender cómo se comportan máquinas e infraestructuras, creando modelos para su monitorización y comparación con sistemas similares.
Identificar el estado de forma de cada máquina y componente de un sistema, estableciendo estrategias de mantenimiento eficientes y sostenibles.
Prevenir y predecir posibles fallos en el sistema, aumentando la vida útil del mismo, reduciendo las probabilidades de paradas imprevistas o fallos críticos.
Conocer el nivel de eficiencia energético del sistema, compararlos con sistemas similares identificando ineficiencias y realizar cambios que permitan disponer de sistemas más resilientes, eficientes y sostenibles.